miércoles, 13 de febrero de 2008

CAUTIVOS DEL MAL


Hoy he discutido con un amigo sobre si podría hacer una lista con mis diez películas favoritas que me llevaría a una isla desierta, el decía que no, yo que sí...al final me han salido 18, y la primera de la lista es esta película, Cautivos del Mal (en título original The bad and the beautiful).

Al igual que "El crepúsculo de los dioses" de Billy Wilder, o "El juego de Hollywood" de Robert Altman, es una película sobre el mundo del cine, lo que se llama normalmente "cine dentro del cine". Pero si la película de Wilder habla sobre la decadencia de las estrellas de Hollywood, esta película, al igual que "El juego de Hollywood" de Robert Alman, tiene por protagonista a un productor. Éste no es otro que Jonathan Shields (Kirk Douglas), que para llegar a lo más alto en su profesión ha dejado atrás, con muy malas maneras, a muchos amigos y personas que le ayudaron en su momento. Una vez caído en desgracia, recurre a aquellos a los que un día él lanzó al estrellato, para pedirles ayuda.

El productor Harry Pebbel (Walter Pidgeon) invita a su despacho a la actriz Gloria Lorrison (Lana Turner), al director Fred Amiel (Barry Sullivan) y al guionista James Lee Bartlow (Dick Powell), que reviven en flashback cómo conocieron a Shields y cómo uno por uno fueron utilizados por éste para alcanzar sus fines.

La estructura narrativa descansa en una serie de flashbacks que van definiendo y diseccionando desde diferentes perspectivas la psicología y manera de actuar del personaje central, confluyendo en su desarrollo materias como la megalomanía, la competitividad, la injerencia, la ambición o la ética. Excelente guión de Charles Schnee ("Río rojo"), vistosa fotografía de Robert Surtees ( "Ben-Hur"), e inmejorables interpretaciones, en especial de un Kirk Douglas inconmensurable.

Una de las escenas más impresionantes que he visto en una pantalla de cine es aquella en la que Lana Turner, en la noche de su estreno como protagonista, acude a la mansión de Shields (Douglas), molesta porque su amante no haya ido a su fiesta. Allí él le recibe diciendo que no suele ir a ese tipo de eventos, y que después de producir una película prefiere estar en soledad. Justo al acabar de decir esta excusa, una sombra fugaz pasa por delante de la actriz, el espectador percibe que él no está solo, y ella se da cuenta de que otra mujer le espera arriba de las escaleras. Él la termina de echar de su casa, en uno de los monólogos más impresionantes de la historia del cine. Humillada, sale huyendo y se mete en el coche, y mientras conduce comienza a gritar desesperada, a llorar desconsolada al darse cuenta de que todo ha terminado entre ellos, mientras el mundo entero gira alocado a su alrededor...

Se dice que el personaje de Jonathan Shields lo construye el guionista basándose en la personalidad y la vida de los productores Val Lewton, David O. Selznick y Darryl F. Zanuck.

Sobre todo y por encima de todo, lo que destila esta película y que funciona como un pegamento que une a los que estamos delante de la pantalla en la oscuridad y los que están detrás, es el amor al CINE con mayúsculas. Es una oda a los que fabrican los sueños y a los que tenemos la suerte de disfrutarlos...Ojalá que os guste.

Ficha técnica:
Título original: The Bad and the Beautiful
Nacionalidad: USA
Año: 1952
Duración: 118 minutos
Color: Blanco y Negro
Dirección: Vincente Minnelli
Guión: Charles Schnee
Intérpretes:Lana Turner
Dick Powell
Walter Pidgeon
Barry Sullivan
Gloria Grahame
Kirk Douglas
Música: David Raksin
Fotografía: Robert Surtees

Consiguió cinco Óscars:

Mejor actriz de reparto: Gloria Grahame

Mejor dirección artística/decorados para película en blanco y negro: Cedric Gibbons, Edward C. Carfagno, Edwin B. Willis, F. Keogh Gleason

Mejor fotografía en blanco y negro: Robert Surtees

Mejor diseño de vestuario para película en blanco y negro: Helen Rose

Mejor guión: Charles Schnee

Nominaciones:

Mejor actor protagonista: Kirk Douglas; la verdad es que no lo tenía nada fácil, ya que competía nada menos que contra Marlon Brando, José Ferrer, Alec Guinness y Gary Cooper. Este último fue quien, por su trabajo en "Sólo ante el peligro", se llevó a casa una de las estatuillas más merecidas.

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